Hay golpes en la vida tan fuertes… yo no sé.
Ella, la innombrable, fue uno de esos. Olvidarla me llevó los mejores años de la mejor época de mi juventud y en el proceso de olvidarla tuve que olvidar un buen tramo de mi vida: olvidé la mayoría de mis días en la Facultad de Filosofía y Letras, olvidé todas las tardes lluviosas pasadas en el aula, muchas de esas cátedras fueron maravillosas, lo sé, o ya lo intuyo, pero no puedo ya recordarlo con nitidez; olvidé buenos amigos, lugares, gente, eventos como conciertos, cenas de gala, premieres de cine, sueños, proyectos de vida, alegrías, olvidé tanto pero al final no olvidé lo que quería olvidar y quedó ella, plantada en un gran vacío como el faro que resiste la tormenta, como ese pelo que misteriosamente la máquina no pudo rasurar y te crece en el centro de la calvicie.