jueves, 7 de abril de 2011

Hay golpes en la vida tan fuertes… yo no sé. 

Ella, la innombrable, fue uno de esos. Olvidarla me llevó los mejores años de la mejor época de mi juventud y en el proceso de olvidarla tuve que olvidar un buen tramo de mi vida: olvidé la mayoría de mis días en la Facultad de Filosofía y Letras, olvidé todas las tardes lluviosas pasadas en el aula, muchas de esas cátedras fueron maravillosas, lo sé, o ya lo intuyo, pero no puedo ya recordarlo con nitidez; olvidé buenos amigos, lugares, gente, eventos como conciertos, cenas de gala, premieres de cine, sueños, proyectos de vida, alegrías, olvidé tanto pero al final no olvidé lo que quería olvidar y quedó ella, plantada en un gran vacío como el faro que resiste la tormenta, como ese pelo que misteriosamente la máquina no pudo rasurar y te crece en el centro de la calvicie. 

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